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sábado, 30 de mayo de 2009

Facultades mentales


El hombre es por naturaleza un ser inteligente. Si analizamos su comportamiento, movimientos, estado de ánimo etc, notamos que todo está combinado al sentimiento de la inteligencia y de la voluntad. Ahora veremos tres formas de actividades humanas que interactúan íntimamente reaccionando una tras de la otra. Así por decir algo,
el deseo de instruirnos y capacitarnos cada día es el que no estimula a la práctica de la lectura, que es una acción. Nuestras facultades intelectuales entran en acción para estimular el valor del estudio con el ánimo de aprender algo.
Depende entonces de “la voluntad” que se tenga para lograr el objetivo o declinarle. Pero el deseo, la reflexión y la decisión han sido casi simultáneos; la estrecha colaboración de nuestras facultades mentales es evidente. Reconozcamos entonces que nuestra perfección mental depende del equilibrio perfecto de nuestras facultades mentales sobre todo, mostrando el vigor o la flaqueza.

Es la voluntad la que frenando o estimulando el sentimiento y la inteligencia, produce la armonía perfecta al espíritu. Por lo que se dice que “la voluntad es la facultad maestra que marca el destino de un ser humano”.

El sentimiento es la facultad que todo ser tiene para registrar los hechos que se dan al paso de nuestros días agradables o penosos. El sentimiento es primordial y tiene mucho que ver con la conducta que se observa en la persona, ya sea que se conduzca bien o mal, si sus sentimientos son nobles o vulgares. Los sentimientos nobles nos perfeccionan y los bajos instintos ó vulgares nos envilecen.

Finalmente tenemos a la inteligencia, que es la facultad de reconocer, comprender y hacer buen provecho del conocimiento Nuestros sentidos nos informan sobra el mundo exterior y nuestra memoria registra toda información que perciben los sentidos y el espíritu; cuanto mejor los registre, mas se enriquece la experiencia y por lo tanto nuestras actividades podrán tener mejores recursos a su disposición. La observación, la razón y la reflexión entran en acción y como resultado pensamos pronto y bien o lo contrario. Entonces podemos decir que la voluntad es el principio director o maestro de nuestras actividades; movida por el sentimiento y regulada por la reflexión. La voluntad impone las acciones que sugiere el deseo bajo el control y la disciplina del pensamiento.

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